Un día que llovía torrencialmente salí de mi trabajo y me fui a clases. Al salir de clase el agua nos llegaba, en la planta baja, hasta la rodilla. Me tomé el bondi y después otro. Ya a unas 40 cuadras me tuve que bajar a riesgo de no llegar hasta que viniese Papa Noel. En el trayecto se me perdió un zapato, se me cayó un libro a un charco de agua (tratando de encontrar el zapato. Nada es gratis), me afanaron la billetera, a dos cuadras de mi casa pasó un auto y me terminó de empapar, no era invierno, pero tampoco verano y no se decidía, por ende yo andaba con una camisita coqueta blanca, mojada y con un corpino de setentona abajo... finalmente llegué, emocionada vi la puerta y me relajé. Llamo a una amiga y le cuento mis penas y mi mala racha, mi angustiante odisea en un dia apocalíptico. Y me dice: a mi me pasó exactamente lo mismo, igual, con la diferencia de que al llegar a casa me di cuenta de que había dejado la llave en el escritorio de la oficina. Una amiga, otra, se quiere ir a vivir con su novio y para eso quiere comprarse un departamento. Días atrás estaba yo tomando mate con un amigo e irrumpe esta chica en cuestión, compugida y como si se hubiera tragado un hamster, nos dijo:'' me pasó la pior, no me dan el crédito. No me da el número del recibo de sueldo porque la mitad la cobro en negro, y Juani es independiente... no me va a salir, voy a ser una eterna inquilina'' sacó una carilina y dejó allí su alma trémula (y verde) Mi amigo, allí, después de escucharla inmutable le dijo. No te preocupes, alquilar no es tan malo. Mi mujer y yo sacamos un crédito en el 2000 para comprar una casita. Nada lujoso, tres ambientes, un jardín, nada más. La encontramos, había que hacerle casi nada, estabamos felices. La primer noche Vale se despertó diciendo: che, qué olor a mierda... nos levantamos, miramos y nada. Al día siguiente revisamos y nos dimos cuenta de que abajo de esas maderas que revestían las paredes del livingcomedor estaba todo podrido. Absolutamente podrido, irreversiblemente podrido. Tenemos que tirarla abajo, hacerla practicamente de nuevo pero no tenemos un mango.
Vale y yo estamos viviendo ahora en lo de mamá.
Días atrás alguien del mundo financiero me dijo: no se puede creer (aludiendo a la crisis económica a nivel mundial), voy a tener que irme a vivir abajo de un puente. Nunca he visto algo así, estamos en el horno, de esta no salimos, saraza. En este momento está dando su discurso la presidente desde el Anses, el motivo es de público conocimiento.
Moraleja 1: siempre, SIEMPRE se puede estar peor.
Moraleja 2: La felicidad puede estar donde menos te lo imagines.