jueves, 19 de marzo de 2009

Esperanza

Están los que gustan de alguien y van, los abordan, obtienen lo que quieren y se van.
Pero también están los que se quedan porque quieren más.
Ellos son los que duran un tiempo, meses, años, y después se van.
También contamos con los que se quedan y quieren más, entonces forman parejas, familias, tienen hijos, pero despues igual se van.
Todos ellos se van porque les sobreviene un odio inexorable, insoportable, un odio que carcome las entrañas, las disuelve. Los quema, se los come vivos. Tienen que irse.
Sin embargo están los que se quedan, los que a pesar de todo siguen.
Siguen por costumbre, por miedo, por desesperación, siguen porque el amor se convierte en necesidad.
Y eso es mucho mas triste.

lunes, 16 de marzo de 2009

A mi no me pasó

Leí un artículo recientemente sobre una nota que le hicieron a un reconocido escritor argentino (en adelante A). Le preguntaron sobre un amigo suyo, un aún más reconocido escritor argentino (en adelante B), le preguntaron sobre su vida afectiva, sus amores, eso. Respondió "Él nunca fue feliz, se entregaba tanto, se enamoraba tan ciegamente que las mujeres lo maltrataban. Toda su vida lo maltrataron. Yo aprendí y nunca me quedé con una sola mujer"
Cuando llevé el tema a otro lugar, una amiga me dijo "yo de eso no sé nada. Yo me voy a casar el mes que viene y estoy muy ocupada eligiendo los centros de mesa"
Otro amigo me dijo: "mi aprendizaje fue al revés. Yo era como A. Prefiero ser como B"
Una tercera me dijo: "Yo ya sé, yo entiendo todo. Vos me viste sufrir. Pero no hay otra que entregarse, si no, no hay nada. Para mi la vida gira al rededor del amor (SIC)''
Yo, no sin envidia, no sin un poco de tristeza, respondo: ''no sé, a mi no me pasó.''

In situ

Después de la cena la invité a mi casa y aceptó. Serví un vaso de vino para cada uno y se lo alcancé. Ella estaba recostada en el sofá y yo en una silla al lado pero no tan cerca.
Después de tres sorbos de silencio ella dijo en referencia al piso parquet recientemente reparado:
- Este piso está desparejo, tiene algo. No sigue allí - señalando un sector - el patrón que debería. Están desparejos. Tu piso está mal.
- Yo también - agregué - Vos también. Los dos. Te bajo a abrir.

viernes, 6 de marzo de 2009

Yo estaba triste

Había vuelto de verla. Había hecho un viaje de 35 hs sólamente para verla, porque la extrañaba, pero había tenido que volver y estaba triste.
Entonces volví. Y cuando me bajé del avión me subí al taxi y el tipo que manejaba me miraba por el espejito retrovisor y me hablaba de los cortes de ruta, de la indignación generalizada, de la plata que se roban, le la situación política del país. Yo miraba por la ventana y una camioneta modelo 54, cuyo conductor transpiraba odio, pasaba destartalándose al lado. Y yo me quería poner a llorar porque estaba triste.
Cuando llegué a mi casa quise abrir la puerta y las 186 facturas no me lo permitieron. Yo estaba triste y el piso estaba plagado de amenazas fiscales.
Y cuando fui a la oficina el tipo que está directamente frente a mi contaba sus hazañas nocturas de playboy en una bailanta de Morón, o de Quilmes, y hasta se jactaba de eso.
Y la secretaria pasaba moviendo el culo implacable, acomodándose la camisa, tirando sonrisitas.
Y mi jefe me pedía pelotudeces innecesarias.
Yo estaba triste. Y a nadie le importaba.
Así que si hoy te ofendés por lo que te dije, si pretendés que me sienta culpable porque no te gusta justo hoy que te quisiste poner el pantalón y no te entró, yo no voy a hacer absolutamente nada. Ya se te va a pasar.
El mundo está poblado de mundos, yo tengo suficiente con el propio.