sábado, 21 de noviembre de 2009

Peor

Mi hermana estaba muy mal. Estaba muy triste porque se había separado de su marido. No podía más. Era una sombra, un despojo de sí misma.
- No podría ser peor, mi vida está toda al revés. De un momento a otro se fue todo a la mierda y no lo puedo soportar.
El marido de un día para otro le dijo que se quería rajar, que se había equivocado, que en realidad él no quería ser parte de esto de formar una familia y ponerse pantalones Légacy y vivir en un barrio cerrado y tener que cercar la pileta por los chicos, etc.
Es lógico, lo entiendo. Yo tampoco querría eso pero yo calculo que me hubiera ido antes.
Igual el tema era mi hermana que estaba triste.
- Nunca he estado tan mal. Me quiero morir... - decía en un suspiro, mirando la incesante lluvia por la ventana.
- Eso no es lo más triste - acoté.
Me miró descreída, casi con indiferencia.
- Lo más triste - seguí - es que se te va a pasar, vas a volver a la normalidad. Vas a conocer a otro ñato que se quiera casar y tener pibes, o vas a convertirte al punkismo y vas a salir a juntarte con otros que estén en igualdad de condiciones. No sé. Pero se te va a pasar.
Ella volvió a mirar a la ventana. Lloraba.
Tiempo después, unos cuantos meses, apareció en casa con un novio nuevo. Le brillaban los ojitos, estaba contenta, se le notaba.
No volvimos a hablar de eso, de su tristeza, de su recuperación. No tenía sentido. Incluso me parece que se olvidó.
Sin embargo yo me quedé rumiando, siempre me quedo rumiando con eso.
Me alegro por mi hermana, ella ahora está feliz, pero a mi me parece triste, la situación me parece triste porque no dejo de pensar que incluso de aquellas situaciones en las que creemos que no va a poder suceder nada más, incluso de los peores momentos, uno sale, sigue adelante e incluso se olvida, y disfruta. Y no puedo dejar de pensar, llámenme pesimista, dramático, en que al final nada de la vida, nada de nada, tenía tanto sentido.