domingo, 28 de diciembre de 2008

Acto de fe

Era una noche buena especial. Una de las tías se iba a disfrazar de Papá Noel, como hacía antes con otros sobrinos, más de 20 años atrás. Todos estábamos ansiosos.
El único agasajado, de 4 años, había sido preparado por todos los demás
Finalmente se hicieron las doce y llegó Papá Noel con la habitual bolsa de regalos, enfundado en un traje de pañolenzi rojo como si hicieran 32 grados bajo cero (hacían 60 grados más), unas botas negras, los guantes, todo. Había descuidado los detalles con la convicción de que con 4 años qué iba a estar mirando esas cosas. Todos recibimos los regalos con alegría y tranquilidad. Cuando el susodicho se retiró dejando su estela de carcajadas el agasajado nos dijo: Ese no era Papá noel. Tenía una máscara, la barba era de algodón y los guantes eran de goma.
Nos miró a todos, inquisidor y desconfiado, un rato largo. Y justo cuando estuvimos al borde de dejar caer por el precipicio de la realidad nuestro propio espíritu navideño, ya cuando colgábamos la toalla con lamentaciones melancólicas, cuando dimos por perdida su inocencia, él retrucó: Por qué no vino el verdadero Papá Noel?
Le dimos una respuesta más convincente que el traje y se quedó tranquilo jugando con sus nuevas adquisiciones.
Y así fue que tuve la oportunidad de asistir al más descarnado y necesario acto de fe.
Y pude comprender que la esperanza es lo último que se pierde.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Frio

Estaban todos reunidos, después del almuerzo de Navidad, sentados en el piso formando un semicírculo alrededor de Gutierrez, que estaba sentado en una silla en el centro y era el único vecino del pueblo que había ido a ver la nieve.
- Contanos Gutierrez, cómo es?
Gutierrez empezó a hablar. Habló por casi dos horas. Se paró, movió los brazos, las piernas, sudó inspiración.
Y tan buen mensajero fue que cuando dejó el rancho aún adentro estaban tiritando de frío.

lunes, 22 de diciembre de 2008

"Otra vez me perdí"

Dicen que lo que caracteriza a los hombres como tales, lo que nos diferencia como especie de los demás bichos que circulan por esta bendita tierra, es la razón, la inteligencia.
Yo creo que lo que nos diferencia es la infinita inherencia a repetir. A meter los dedos en el enchufe cada vez que podemos cuando somos chicos, a volver a andar los mismos (indecorosos) caminos cuando ya somos un poquito más grandes.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Ella =/= Él

Me fue dado observar en una brevísima pero intensa escena la diferencia entre una y otro, entre la encrispada complejidad de la una, y la cadente simpleza del otro.
Sentados a mi lado en un subte, ella, habiendo enviado, en el tiempo que toma llegar desde Catedral a Plaza Italia, unos 172 mensajes de texto desde su celular, fastidiada, le dice a su acompañante
- No puedo contarle todo por aca - enseñándole el minúsculo aparato, al borde de las lágrimas - qué le pongo?
Y él, sin pensarlo un segundo, sin siquiera dejar de leer el diario que llevaba en las manos, le dijo - Que la llamás después.
Sencillo, concreto, cerrado, contundente y perfecto.
(No todos tienen la capacidad de mirar la fotografía completa.)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Tiresias, hoy

- Hola, soy Brenda.
- Encantada, soy Daniela.
Silencio.
- Hace mucho trabajás acá?
- No, hace un mes, vos?
- Yo hace casi 2 años, pero no te había visto nunca.
- Ah, puede ser. Es que yo vengo solamente los miércoles.
- Ah, por eso.
Silencio de nuevo.
- En realidad soy hombre...
- Aha, mirá vos, no se nota.
- Si, mi nombre es Marcelo...
- Dichosa de vos.
- Vos decís? No es tán fácil.
- Insisto, dichosa de vos que pudiste transitar ambos caminos y elegir donde quedarte. Dichosa de vos que te animaste. Mirame a mi, yo me tuve que conformar con una sola opción.

Conclusión: más dificil que bancarse lo que uno es, es bancarse lo que uno no es.

martes, 16 de diciembre de 2008

El atroz encanto de ser mediocre.

Voy caminando por la calle y veo, primero, una pareja besándose descaradamente en un banco de una plaza de barrio, ambos dos, ella y él, de uniforme escolar.
Más adelante me cruzo con un tipo vestido de payaso arriba de unos zancos que, luego de que el semáforo mutara a un verde esperanza, iba hacia la otra esquina para encontrarse con ella, una chica en igualdad de condiciones, con el único fin de acariciarte la frente.
Más tarde, dos punks, con sus borceguíes y su ropa negra, su cara pálida como una nube, en silencio se miraban, y ella apoyaba su cabeza en el oscuro hombro de su compañero.
En un bar, dos individuos a quienes no les quedaba un blanco en la piel, llenos de dibujos tatuados por vaya a saber cuál motivo, juntaban sus manos en el medio de la mesa. Y también las miradas.
En la esquina de mi casa, un señor se sube a su auto, lujoso y tremendo, llamativo e importado, hablando por su i phone, dejando su maletín en el asiento trasero, acompañado de una señorita de unos 23 años de piernas kilométricas y minifalda milimétrica, vestida de uniforme, seguramente su secretaria
Ellos, todos ellos, tienen algo a favor. Todos ellos se reflejan, de ningún modo les resulta difícil encontrarse, juntarse. Fácilmente son llevados a su lugar de pertenencia. Quizá siquiera necesitan correr un riesgo.
Y yo, que tengo un poco de cada uno, que he sido un poco de cada cosa pero no he encajado en ninguna, sufro todavía y a esta altura las peripecias de tener que encontrarte.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Según pasan las horas

Este mediodía pasé por Plaza de Mayo. Pasé en colectivo y desde allí pude ver cómo se originaba una manifestación. Era pacífica, casi artística. Gente con nenes, con banderas. Hasta había uno que tocaba la guitarra en un escenario armado, estimo, para la fecha: 25 años de democracia. Yo no soy adepta a las marchas, manifestaciones, piquetes y eso, salvo que me peguen cerquita. Pero esta me conmovió. La democracia, pensé en ese momento, tan joven, tan chiquita, tan vapuleada, tan amasada, y sin embargo democracia al fin. Recibida con alegría por aquellos que han sentido el dolor de la no libertad, el asedio de los milicos, pensaba yo con los ojos entrecerrados y la piel de pollo, por aquellos que han perdido gente, hijos, hermanos, padres, amigos.... Yo crecí prácticamente en democracia, le llevo tan pocos años que no vale la pena el recuerdo. He sabido sentir el dolor de alguien que sí sufrió el cautiverio anterior. Y así seguía yo, con mi corazón compugido y el alma socialista, recitando a Mafalda, pensando en la libertad. Llegué a mi casa, me olvidé, pasó el día.
Más tarde volví a pasar por la Plaza, hace un ratito, unos minutos. No quedaba nada de eso que vi al medio día, salvo pedazos de papel ensuciando el cesped, policias, vallas desordenadas, canas cagados de calor. Periodistas enrollando clables y algunas personas tiradas en la calle, tiradas por propia convicción, no?, un cartel de FUBA y banderas rojas del partido Obrero. Una voz femenina se oía a los gritos pretendiendo dar un discurso a unos treinta pibes que no prestaban atención en absoluto. En fin, un acto político de cuarta montado sobre las sobras de lo que horas antes había sido un festejo.
Mi tía solía decirme: nena, nada es para siempre.
Yo soy conciente de lo inexorable de todas cosas, de su inevitable decadencia, pero no creí que ocurriera tan rápido.

Habrá poesía?

Tuve un sueño. En él yo me despertaba en mi cama, en mi cuarto, como cualquier día, con la diferencia que estaba lleno de cosas. Objetos, cosas de la más absoluta belleza. Yo miraba todo entre desconcertada y contenta y veía a mi abuela que me decía: ''Son para vos, todos estos regalos son para vos'' y ante mi pregunta ''de dónde los sacaste?'' me dijo ''no importa, son mi regalo, mi regalo para vos''. Me desperté ahí, me desperté alegre, me desperté sonriendo. El detalle es que ella, mi abuela, murió hará unos 5 años.
Le conté a una amiga, toda racional ella, y me dio una explicación sobre diversos factores coyunturales, edad, nivel de alcohol, fecha del año, etc, que armaron el sueño. Otra me dijo ''ah, qué lindo. Vos lo tomas amargo o dulce?'', mi madre me dijo: ''le voy a jugar al 48''.
No sé, quizá todas tengan razón. Yo prefiero creer que algo de eso sí pasó. Que un día de estos voy a recibir un regalo, y hasta se me ocurre cual.
Insisto, sin poesía no hay nada.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Moria Dixit

En una disputa entre su cena con amigos y la de ella con la familia, el asunto termina en:
Etapa uno:
- Mi vida, mi amor, si sabía que era tan importante ni organizaba salir con los chicos. No te preocupes. Lo paso para otro día, para el lunes que vos tenés curso y llegás tarde, si?
Etapa dos:
- Uy, bueno, mirá. Te propongo un trato. Yo no puedo cancelar esta cena con los chicos, porque la venimos armando hace rato. Pero vos andá a lo de tus tíos, pasalo lindo, y el fin de semana nos vamos a Mar de Ajó, solos, los dos, querés?
Etapa tres (probablemente la última):
- No me rompás las pelotas. Y si querés llorar, llorá.




miércoles, 3 de diciembre de 2008

Exceso

Con una mínima pizca de sal que está de más se arruina el mejor de los manjares.
Con una estrofa de sobra se pierde la armonía del más maravilloso poema.
Con una nota extra, una nota forzada, la melodía pierde belleza. Se transforma en cualquier otra cosa.
Si tomás más de lo necesario la más absoluta alegría se transforma en miseria angustiosa y patética.
Si te jugás una ficha más, una sola, si no sabés cuándo parar, puede pasar que la fortuna se transforme en deuda.
Si te comés otra milanesa la satisfacción se transforma en gula.
Podría así seguir dándote ejemplos, ad eternum.
Por eso, querida, no insistas. Si te quedas a dormir, este polvo magestuoso y celestial se va a ir a la mismisima mierda.
En serio, andate, mañana te llamo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mañanero

- Ordená eso, si está sucio, ponelo para lavar.
- Está bien.
- Ah, y traé el vaso de la mesa de luz, que se marca.
- Bueno.
- Qué vas a hacer con la remera esa? la vas a guardar? Está limpia o la pongo en el canasto del lavadero?
- Cuál?
- Esa, la que está en la silla.
- No, No sé...
- Dale, que en 10 minutos tenemos que salir.
- Si, ya sé...
- Guardá la revista, quérés? Así después, cuando viene Lili no la tira, porque lla sabe que si no está guardado es para tirar.
- Si, ahora la guardo.
- No, dale, guardala porque en diez no vamos. Dónde vas? Dale que es tarde.
- si...
- La agenda, agarrá la agenda que te la vas a olvidar.
- Si, voy al baño...
- Otra vez? Por qué te pusiste eso? mirá que hace frio. No tenés abrigo? Querés que te busque uno?
- eh? no pero...
- Tenés plata? no salgas sin plata. Cómo haces hoy? Tenés curso?
- eh... si...
- Cual de los dos?
- Emm, hoy lunes...
- Ah, bueno, tendría que ir al súper, me querés acompañar? Trajiste el vaso del cuarto?
- A donde?
- Al súper. Trajiste el vaso? Por qué no traes las toallas así Lili las pone en el lavarropas. Hablaste con tu mamá?
- Pará, qué me decís?
- Las toallas. Y después que haces? Tenés todo? No te olvidás nada? Tu mamá!
- Mi mamá?
- Las toallas!
- ...
- Pero, qué te pasa? Por qué llorás?
- Un poco, callate un poco, un ratito, no ves que son las 8 de la mañana?
- Qué desagradecido que sos, yo que hago todo por vos y mirá cómo me tratás...

Dicen que hablando se entiende la gente.
Antes del medio día no todo el mundo tiene la capacidad de entender a alguien.